Paloma AznarCrítica de arte
Con el tiempo, sus composiciones han ganado expresividad gracias, fundamentalmente, a una sabia utilización del color: las gamas verdes, azules y anaranjados, más esas rosas y blancos maravillosos, confieren a los cuadros una vida propia, muy especial. Una vida que convierte a Rafael Botí en maestro del la ensoñación y del misterio, en mago. Con el correr de los años, su pintura se ha mantenido fiel a una línea sin hacer otra cosa que afirmar calidades, robustecerse, adquirir cada vez más vigor cromático, no desprendiéndose jamás de su frescura. Es precisamente el justo equilibrio entre riqueza y frescura lo que sitúa a este pintor entre nuestros más grandes artistas.
Crítica de Arte. Noviembre 1989