José Luis GaliciaPoeta y pintor
Hablar de Rafael Botí y de su obra es una de las cosas más agradables que me podían ocurrir, pues es hablar de una obra valiosísima, conmovedora, llena de originalidad, de esa originalidad verdadera, que consiste en ser uno mismo, y que al cabo de tiempo es la única que queda, pues nos llega directamente del artista a nosotros, sin tener que atenernos a otras vicisitudes, como pueden ser modas, estilos, pues el tú y yo es imperecedero. Ante los bellísimos cuadros de Botí, nos asaltan varias y hermosas sensaciones, pero ante todas una se impone a las demás, es la idea del amor, el amor a la vida, a las personas y las cosas, el amor a todo, en resumen, el amor a la pintura que quizá sea el más grande y desinteresado que puede darse en el ser humano. Sus cuadros tienen la gran virtud de ser sencillos y misteriosos al mismo tiempo, con qué claridad, con qué transparencia, con qué sabia y sencilla sabiduría están pintados. Gracias, muchas gracias, Rafael Botí.
PALABRAS PRONUNCIADAS EN EL HOMENAJE QUE SE LE OFRECIÓ EN LA GALERÍA ANSORENA (MADRID), EN NOVIEMBRE DE 1987.