Luis Jiménez-MartosPoeta
El 4 de febrero, ha muerto Rafael Botí, a los noventa y cuatro años. Era el pintor cordobés patriarca y, al revés que quien evoco, su imagen trasparenta una bondad armónica. Vivió en París el trance vanguardista de este siglo, a la sombra de Vázquez Díaz y, más tarde, sus pinceles aglutinaron una delicada y colorista minuciosidad, como de orfebre, aplicándola a la visión del paisaje y la interioridad cordobesa. Fue un propósito consumado de eludir el tópico romerista para ceñirse a la realidad cotidiana, donde las cosas son trasvasadas al detalle. Botí, músico, procuró que su pintura tuviese no poco de sonata con ondulaciones que se hicieron más jugosas a medida que crecía en edad. El pulso tembloroso trazó sus últimas señales. Los patios de Córdoba no han tenido mejor intérprete en la plástica.
DIARIO DE CÓRDOBA, FEBRERO DE 1995.