Germán LopezariasCrítico de arte
Rafael Botí tiene la costumbre de ir al Retiro a pintar cuando el tiempo lo consiente. Una mañana, el pintor había instalado su caballete y estaba dando las primeras pinceladas. De pronto se colocó junto a él un niño de corta edad que llevaba un palo en la mano. De momento el niño estuvo un rato observando. y después, de buenas a primeras y sin explicar nada, se lio a dar golpes con el palo a Rafael Botí. La madre del niño, que vio la maniobra, fue enseguida a llevarse la criatura y a pedir perdón al pintor con estas palabras: —este chiquillo es un trasto. Usted perdone. No sé qué hacer con él…— Rafael Botí respondió: está claro señora; dedíquelo a crítico de arte…
Germán Lopezarias
“Informaciones”, 1952